TERPENOS DE NARANJA
Aceite esencial 100 % natural
Se trata de la expresión más fiel de la cáscara de naranja dulce (citrus sinesis dulcis). Cítrica por excelencia, con derivados naturales de fenilpropano, resulta ideal para la limpieza y desinfección de todo tipo de superficies con un perfume fresco, frutado y persistente. Nuestro favorito.
PINO MENTA
Blend de aceites esenciales 100 % naturales
Los aceites esenciales combinados de aguja de pino y hojas de menta arvensis son usados desde tiempos remotos para la limpieza y el sahumado. La mezcla -en proporciones muy precisas- genera un perfume asociado a lo vegetal, energizante y de apertura de las vías respiratorias.
Tanto la menta como el pino contienen terpenos o isoprenoides naturales que, al ser liberados, producen el característico olor -fresco, expectorante y continuo- del bosque.
CITRIC FENG
Blend de aceites esenciales 100 % naturales
Los aromas cítricos son un subgrupo dentro de la categoría de aromas frutales y por ello se les considera frescos. Este blend aromático engloba los aromas de limón, lemon grass y palo santo. Aromas que nos transportan a la playa, al frescor del verano, a una terraza bajo el sol con amigos...
VAINILLA
Clásica y gran favorita en el mundo del perfume, la Vanilla planifolia no pasa de moda, es apta para aplicaciones muy diversas (cremas, sales, postres, sahumado, etc.) y no contiene ningún colorante artificial. Sus flores de fragancia dulce se abren por la mañana y se cierran al atardecer y el fruto, una vaina alargada y carnosa, madura gradualmente hasta imitar el aroma de la flor, pero mucho más fuerte y concentrado. Nota olfativa familiar y arraigada, potenciadora, cálida, de exquisita concentración. Indispensable, como las abejas y los colibríes.
SÜSKIND
Fragancia compleja e intensa, con notas de salida frescas (flores de naranjo, lima y frutos rojos), corazón de pétalos (flores blancas, violetas, lilas y lirios) y fondo de almizcle dulce y caramelo. Su persistencia en la piel y en las telas la convierten en la opción favorita de quienes disfrutan envolverse en el perfume. Homenaje al escritor alemán Patrick Süskind. Pequeña pieza de alquimia.
SÁNDALO HINDÚ
El árbol de sándalo (Santalum album), generoso y florido, se encuentra protegido en diversas partes del mundo y solo se permite su tala cuando el ejemplar tiene más de treinta años, momento en el cual empieza a anunciar su partida. Alto y de hojas permanentes, entrelaza sus raíces con otras especies y va cambiando el color de su corteza a medida que crece. Utilizado desde tiempos remotos como aromatizante armónico y espiritual, ofrece un aroma amaderado sin grietas, dulce y seco, lento, muy durable, casi ritual.
MANZANA VERDE Y LIMA
Existen entre cinco mil y veinte mil variedades de manzanas y elegimos la Malus domestica, fruto comestible de cáscara verde y pulpa blanca que acuna su perfume durante el descanso invernal. Las pectinas la vuelven fresca, apenas ácida y dulce, energizante. El jugo de lima (Citrus aurantifolia) aporta notas astringentes sutiles para un resultado final frutado y limpio.
JAZMÍN
Atardecer, verano, jardín. Racimos de estrellitas blancas. Viajero de Persia, el Jasminum officinale es una de las flores más entrañables y queridas: podemos reconocer su perfume entre todos los perfumes del mundo. Intenso, optimista, inconfundible puede convertirse en té y en la esencia más exclusiva gracias al linalol, un compuesto orgánico que garantiza su aroma. El jazmín crea una atmósfera deliciosa, cálida y emocional que nos obliga a cerrar los ojos para respetar su tibieza. Y también nos recuerda el patio de la abuela. Su delantal. Nuestra infancia.
TILO
Árbol emblemático y familiar para lxs habitantes de La Plata. Sus hojas -que contemplan todos los verdes- y sus pequeños racimos amarillos de flores perfuman las diagonales, oxigenan plazas y ramblas y se convierten en una pesadilla de alergias primaverales. El tilo (Tilia platyphyllos) propaga su olor en el viento: fresco, generoso sin estridencias, alimonado y casi dulce, muy querido por las abejas, sereno y encantador como su sombra.
MIL FLORES
Elegimos primero las fresias, coloridas, fragantes y alegres. Después la flor del naranjo y la de la bergamota, dulces y cítricas. Completamos el ramo con cerezo y jacinto, ambos rosados y firmes.
Esta mezcla -sencilla, franca- es de salida pronunciada y envolvente, como la primavera. Luego se convierte en una estela fresca, luminosa y más suave, perdurable y con notas de azahar y frutos rojos.
LAVANDA
Esta bella planta que crece en forma de espigas de una tonalidad que podríamos definir con su propio nombre, “color lavanda”, un sutil y suave morado. No sólo es un placer para los sentidos presenciar las aromáticas e hipnotizantes mareas que forman sus flores en los campos, sino que es un ingrediente de vital importancia para el universo del perfume. Es un componente, símbolo de pureza y calma, que se ha utilizado en la creación de sustancias aromáticas desde hace siglos, un aceite esencial utilizado en perfumería selectiva que hoy en día sigue estando de máxima actualidad, presente en múltiples creaciones olfativas. En medicina natural se le atribuyen numerosos beneficios, como tranquilizar y relajar la mente, facilitar el sueño, acelerar la curación de heridas y quemaduras o aliviar dolores musculares.
MANGO PITANGA
La pulpa comestible y jugosa del mango (mangifera indica) conserva una ligera acidez antes de madurar por completo. Entre amarillo y naranja, el momento justo de extracción garantiza un equilibrio dulce, fibroso y astringente. La pitanga (Eugenia uniflora), silvestre y de regiones cálidas, es conocida por sus nutrientes, por su evolución multicolor (verde, ámbar, rojo, morado) y por un sabor suave y refrescante. La combinación de estas frutas sobre un producto de base gelificada da como resultado un perfume envolvente, generoso en sus notas de salida. Tropicalísimo.
PAJARITOS DE ALGODÓN
Elegimos las notas más delicadas del árbol algodonero y prendimos el sol: la tibieza, el hocico de un cachorro, pan recién hecho, despertares. Combinamos cedrón (alimonado) y flor de vainilla en partes iguales para la base, lavanda y azahar para el corazón y jazmín de leche como salida.
El primer contacto es suave, casi transparente, pero de inmediato aparecen las flores y el almizcle. El final -redondo, cálido, sencillo- se parece mucho al efecto colita de rana.